domingo, 12 de febrero de 2017

No me gusta hablar de mi vertiente literaria en el trabajo / Las formas


martes
Me cuenta una compañera de trabajo que la amiga con la que había quedado para tomar algo se presentó a la cita con un libro. Tras los saludos rituales, tomaron asiento y empezaron a charlar. El libro descansaba sobre la mesa, ajeno a la conversación. En un momento dado, mi compañera de trabajo se fijó en su portada. Ahí estaba mi nombre. Lo agarró y miró en su interior: ahí estaba mi foto. Divertida, comentó que conocía al autor, que trabajaba con él. La casualidad le hizo gracia. Por mi parte, me hizo feliz saber que hay gente por ahí dispuesta a gastarse unos euros por comprar uno de mis libros. Eso sí, no pude evitar sonrojarme cuando me lo contó. No me gusta hablar de mi vertiente literaria en el trabajo. Me incomoda bastante, la verdad. El libro en cuestión es Piscinas iluminadas

jueves
La mayoría silenciosa, la que no se manifiesta… Mi vida virtual desvirtúa el mundo de ahí fuera, mi visión de él. Tomo plena conciencia de este hecho cuando, en una conversación en el trabajo, me encuentro con varias personas defendiendo la gestión de Trump, sus ideas. Vienen a decir que su problema reside en las formas, no en el fondo. Me asusta la poca importancia que, por lo general, se otorga a las formas. Se empieza con una relajación en las formas y se acaba con una mayoría silenciosa aplaudiendo desde sus casas la constitución de un estado totalitario, en el que no se respeta la separación de poderes.  


[fragmentos de un diario]